La sal es un compuesto químico que se puede adquirir de diferentes formas, siendo mediante la evaporación del agua del mar la más habitual. Este compuesto se ha convertido en uno de los principales ingredientes de nuestra gastronomía, ya que la utilizamos en prácticamente todas las comidas para potenciar los sabores de las recetas o para contrastar los matices de los ingredientes dulces. En cambio, el uso excesivo de este condimento tan cotidiano puede causar importantes problemas para la salud. Los expertos en medicina la asocian con diferentes trastornos cardíacos y con la mala circulación de la sangre. Hacer una dieta baja en sal puede ser la solución, pero, ¿por qué no siento la sal en las comidas? A continuación, te contamos las causas que pueden provocar esta condición en el siguiente artículo de la Welthy Magazine.
¿Por qué no siento la sal en las comidas?
Algunas personas hacen un uso excesivo de la sal en las comidas, ya que lo recomendable es añadir una pequeña cantidad para dar ese toque que potencia el sabor en su justa medida. El médico puede recomendar en estos casos que se empiece a hacer una dieta baja en sal y, en ocasiones, esto es muy complicado para el paciente porque asegura que no siente su sabor y, por eso mismo, la consume por encima de la dosis recomendada.
Varias investigaciones han dado con la respuesta a este problema: la causa puede estar en la saliva de algunos individuos. Los especialistas del Technische Universität München, en Munich, sostienen que han realizado varios estudios al respecto y que han encontrado algunas diferencias en las proteínas que se integran en la saliva de los individuos que son menos sensibles a la sal respecto a las del resto de las personas.
Esta cuestión, que parece solo un tema de gustos personales, puede ir más allá y tener su origen biológico. En concreto, se alude a unas enzimas que son capaces de cambiar el funcionamiento de los canales de sodio de algunas personas y esto hace que la sal penetre en mayores cantidades dentro de las células.
Por otro lado, está la implicación de la genética en todo lo relacionado con el gusto. Una investigación de las Sesiones Científicas de la Asociación Americana del Corazón en 2016 reflejaba que esto puede ser una percepción del gusto hereditaria debido a que algunas personas sienten los sabores más amargos de por sí. Para evitarlo, usan la sal como medida para enmascarar esta tendencia.
¿Qué pasa si no sientes la sal?
Si no sientes la sal en la mayoría de las comidas o necesitas añadir más dosis de este condimento, lo más probable es que se trate de una circunstancia genética: o bien por la percepción del sabor o bien por la composición de la saliva.
Lo que puede ocurrir es que estés añadiendo cantidades por encima de lo recomendado para paliar ese efecto, sin tan siquiera darte cuenta de ello. Si te percatas de este problema, lo ideal es que comiences una dieta baja en sal y sustituyas este condimento por otros ingredientes menos agresivos que den sabor a las recetas.
De lo contrario, estarás expuesto a diferentes patologías relacionadas con el consumo excesivo de la sal. Su ingesta en cantidades grandes se vincula con el 10% de las enfermedades del corazón y también se ve relacionada con la aparición del cáncer de estómago. Esto puede afectar al sistema óseo, puede empeorar los episodios de asma, fomentar la creación de cálculos renales o producir obesidad.
Concretamente, el consumo de sodio (sal) en exceso puede tener las siguientes consecuencias para la salud:
- Un músculo cardíaco aumentado
- Aparición de cefalea
- Un derrame cerebral
- Insuficiencia cardíaca
- Enfermedad renal
- Osteoporosis
- Hipertensión arterial
- Cálculos renales
- Cáncer de estómago
- Más retención de líquidos que deriva en: aumento de peso, hinchazón e inflamación.
¿Qué significa comer sin sal?
Dado que la sal puede causar una gran cantidad de problemas de salud, lo obvio es pensar que una dieta libre de sal será lo más beneficioso. Sin embargo, retirarla por completo de este ingrediente en las rutinas alimentarias tampoco es la mejor solución, ya que es un elemento que el cuerpo necesita en su justa medida y que, de lo contrario, puede generar los problemas opuestos.
El sodio en las cantidades recomendadas resulta indispensable para mantener el equilibrio de los líquidos en el cuerpo, para transportar los nutrientes necesarios, haga llegar el oxígeno a su destino y los nervios tengan la cualidad de estimularse con la electricidad.
Por tanto, la gran solución no es la retirada al completo de este elemento en nuestro organismo, sino empezar una dieta baja en sal. Como la mayoría de los alimentos procesados contienen cantidades de sal y algunos ingredientes también poseen sodio de forma natural, ahí ya se va a encontrar la cantidad de sal necesaria para que el organismo funcione correctamente.
Esto significa que se debe evitar cocinar con sal añadida y se tendrá que sustituir por otros ingredientes que aporten sabor como las diferentes especias, las gotas de limón exprimido o el uso de vinagres. También se debe optar por una buena ingesta de fruta natural y verduras frescas que tienen un sabor intenso, además de ofrecer buenos valores nutricionales.
Alimentos para una dieta baja en sal
Estos son los alimentos que debes evitar para hacer una dieta baja en sal:
- Fiambres y embutidos.
- Pastillas de caldo y sopas de sobre.
- Todo tipo de aperitivos salados como aceitunas y patatas fritas.
- Las conservas.
- La pastelería industrial, que suele contener sal pese al sabor dulce.
- Las frutas en almíbar.
- Los refrescos carbonatados.
Estos son los alimentos que puedes consumir para elaborar una dieta baja en sal:
- Preferencia por los alimentos cocinados al vapor o al papillote.
- Potenciadores de sabor ácidos como el vinagre o el limón.
- Hiervas aromáticas como el orégano o el perejil.
- Especias como el tomillo o el curry.
- Aceites de oliva intensos que aporten sabor.
- El ajo y la cebolla.
Pese a que se retire por completo la sal o los alimentos excesivos en sodio, cabe recordar que la sal ya se encuentra de manera natural en la mayoría de los alimentos que consumimos. Lo ideal es que este tipo de dietas sean recomendadas o supervisadas por profesionales médicos o nutricionistas, estos son los que podrán decidir las cantidades de sal que se deben consumir en cada caso, ya que puede ser diferente la cantidad de sal apropiada para una persona con edema a la de una persona con hipertensión.
¿Por qué no puedo sentir el sabor de la comida?
Algunas personas son incapaces de sentir el sabor de la comida en general, y esto va más allá de su intensidad o de la cantidad de sal que contenga cada plato. Para sentir el sabor de la forma “correcta” involucramos buena parte los sentidos en ello:
- La vista, ya que en gran medida comemos “por los ojos”.
- El olfato, que supone un tanto por ciento elevado de nuestra percepción del sabor.
- El gusto, con gran implicación en la lengua y las papilas gustativas.
- El tacto, con el que percibimos las texturas de los alimentos.
El punto más importante de la percepción del sabor se encuentra en las papilas gustativas (en la lengua se estima que hay unas 10 mil diferentes) que son las responsables de enviar la información del sabor a nuestro cerebro. Cada zona de la lengua separa los gustos salado, dulce, amargo y ácido para interpretar los matices de cada una de las recetas que degustamos.
Cuando hay una ausencia de la percepción del sabor, lo más probable es que exista algún tipo de problema que afecta a las papilas gustativas. Las enfermedades más comunes son la hipogeusia (problemas para percibir los sabores) y ageusia (incapacidad para notar cualquier sabor). Esto puede ser una consecuencia de las siguientes alteraciones:
- Infección de las glándulas salivares.
- Enfermedad de reflujo gastrointestinal.
- Sinusitis.
- Influencia de algunos fármacos.
- Mala higiene dental.
El olfato
Otra causa importante de la pérdida del gusto en las comidas es el deterioro del olfato por diversidad de motivos. Las personas que tienen dañado este sentido suelen reconocer la diferencia entre lo salado, dulce, ácido o amargo, pero pierden la cualidad de sentir el sabor y el resto de los matices de las recetas.
El reflujo gástrico
El reflujo gástrico es el responsable más común de la pérdida del sabor y se trata de una enfermedad en la que los contenidos que se encuentran en el estómago se devuelven hacia el esófago. En este viaje lo habitual es que se vea dañado e irritado el tubo de deglución, causando problemas de acidez y otros derivados, como puede ser una distorsión en la percepción del sabor.
El esfínter esofágico inferior es una fibra corporal que impide que los alimentos vuelvan a subir desde el estómago. La enfermedad se ocasiona cuando esta parte del cuerpo está dañada y deja de ejercer correctamente su función.
Si notas acidez, reflujo o pérdida de la percepción del sabor, ya sea parcial o completa, lo más adecuado es que acudas a un médico experto. Puede que este síntoma forme parte de una enfermedad más importante como el reflujo gástrico.
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Por que no.persivo lo salado pero lo dulce si.