Todos hemos oído alguna vez que llevar una vida saludable es esencial para mantenerse en buenas condiciones físicas y mentales. De hecho, en los últimos años han salido a la luz una gran cantidad de estudios que profundizan en los efectos negativos de nuestro ritmo de vida actual, costumbres y rutinas. El estrés está aumentando y determinadas enfermedades se manifiestan con mayor intensidad de lo que lo hacían antaño.
Para combatir estos problemas que se han convertido en cotidianos, los expertos afirman que lo más adecuado es adoptar hábitos saludables. Pero, ¿qué son exactamente?, ¿cuáles son las costumbres que debemos integrar para mejorar nuestro bienestar? A continuación, desde la Welthy Magazine los analizamos.
¿Qué son los hábitos saludables?
Los hábitos saludables son las costumbres que integramos en nuestro día a día como propias y que tienen una consecuencia directa -y positiva- respecto a nuestro bienestar físico, social y mental. Con ellos se minimizan algunos factores de riesgo que fomentan la aparición de patologías de todo tipo y se aumentan aquellos que protegen la salud desde todas las perspectivas.
Cuando se adoptan estilos de vida poco saludables aumenta la incidencia de estados depresivos, obesidad, problemas cardiacos o ansiedad, entre otros. En la actualidad, esto se hace cada vez más usual por el ritmo de vida generalizado en el que prima la rapidez, la alta productividad o la cultura de lo frenético.
Los hábitos positivos comprenden conductas que facilitan una vida armónica y que comprenden las siguientes claves:
- Una alimentación adecuada y equilibrada.
- Costumbres físicamente activas que acaban con el sedentarismo.
- Un peso saludable que se mantiene en el tiempo.
- Bajo consumo de sustancias negativas como el alcohol.
- Revisiones médicas regulares.
- Buena higiene bucodental.
- Una presión arterial óptima.
- Cuidados en la salud emocional.
- Seguimiento de las normas de seguridad en general.
- Un descanso adecuado.
Mejorar el bienestar puede ser tan fácil como adquirir hábitos nuevos que fomenten estas conductas. Aunque pueda parecer algo complejo, lo cierto que, según los expertos, solo es cuestión de tiempo y un poco de paciencia.
Un reciente estudio de la Universidad de Londres (University College London) ha concluido que se tarda entre 18 y 254 días en interiorizar un nuevo hábito, y que la mayoría de personas lo consiguen a los 66 días. Por lo tanto, en cuestión de un par de meses, podríamos estar mejorando considerablemente nuestra salud.
Con el fin de facilitar este proceso, te mostramos algunos trucos para incorporarlos con mayor éxito:
- Los motivos. Piensa en los motivos por los cuales deseas tener una vida saludable antes de empezar con los nuevos hábitos. Recordarlos te ayudará en los momentos de flaqueza.
- Pequeños hitos. Dividir en pequeños hitos o metas diarias las acciones para llegar al objetivo final lo hará menos pesado y más gratificante.
- Los plazos. Marcar plazos para asentar los hábitos hará que esta misión no se disperse en el tiempo.
- Monitorización. Llevar un seguimiento de los logros o las conductas que cuesta más integrar dará una visión más realista del avance y mejorará las estrategias para afianzar el nuevo estilo de vida.
- Los premios. Premiarse con algún pequeño capricho al alcanzar determinadas metas puede ayudar a motivarse para continuar.
¿Cuáles son los hábitos saludables?
Con un poco de esfuerzo, constancia y algo de tiempo podemos conseguir que nuestro índice de bienestar aumente a todos los efectos. Esto se consigue incorporando los mencionados hábitos saludables, pero, ¿cuáles son? A continuación, los detallamos todos.
Una dieta equilibrada
Una dieta equilibrada y sana va a ser crucial para mantener el buen estado físico y también mental. Consiste en aportar al cuerpo todos aquellos nutrientes que necesita para funcionar correctamente y evitar el consumo de los alimentos que pueden ser dañinos o que están “vacíos” y no nos otorgan ningún beneficio más allá de llenar el estómago. Es importante combinar esto con una buena actividad física para reponer energía y gastarla en el equilibrio adecuado.
La alimentación adecuada se puede conseguir si se siguen los siguientes criterios:
- Consumir los hidratos de carbono que pertenecen al grupo de las féculas y alimentos integrales. Estos son fundamentalmente el arroz, el pan y los cereales. En este tipo de recetas es conveniente jugar con las proporciones, por ejemplo, hacer platos de pasta con menos salsa.
- Mucha fruta y hortalizas. El ideal es consumir unas 5 piezas de fruta diarias. Para ello, lo más sencillo es integrar fruta en los desayunos, meriendas o postres y utilizar la ensalada como guarnición en las comidas principales.
- Evitar el consumo excesivo de sal. Esto no solo se hará añadiendo una dosis menor de este condimento a los platos, también es importante que se retiren en la medida de lo posible los alimentos envasados o precocinados que vienen con altas dosis de este ingrediente.
- Una dieta variada. Para esto es interesante ir cambiando lo que compramos cada semana en lugar de instalarnos en determinadas costumbres. Esto permitirá comer muy sano sin caer en el aburrimiento y haciendo variaciones para que la alimentación sea muy rica en el sentido nutricional.
- La regularidad en el horario. Las personas deben comer cuando sientan que tienen hambre o cuando su horario laboral se lo permita, no hay una hora concreta que sea mejor para todas las personas. Sin embargo, conseguir que siempre sea la misma hora sí suele estar relacionado con un control del peso más favorable.
- El tamaño de las raciones. En buena parte de las ocasiones encontramos el verdadero problema en la cantidad de las raciones y no tanto en la calidad de la comida. Consumir las raciones justas cada día acercará lo que ingerimos al nivel de lo que gastamos haciendo actividad física y esto va a ser mucho más importante que obsesionarnos con eliminar alimentos.
Hidratación diaria
Beber la cantidad suficiente de agua es uno de los pilares para una vida sana y un cuerpo que responda de manera eficiente. Esto evita los episodios de deshidratación, la retención de líquidos y fomenta la eliminación de las toxinas que se acumulan en nuestro cuerpo.
Se aconseja beber unos 2 litros de agua al día, aunque a la mayoría de las personas les cuesta controlar las cantidades, pues nuestro ritmo de vida no admite pararse con este tipo de cuestiones. Un dato que puede ser útil para hidratarse correctamente es saber que cuanto tenemos sensación de sed ya es demasiado tarde: el cuerpo está demandando agua porque ya entra en la deshidratación.
Para evitar este estado, se debe incorporar la costumbre de consumir líquidos a lo largo de todo el día. Esto se puede hacer con agua y también con infusiones a media mañana o por la tarde, haciendo la ingesta más sencilla. En el siguiente artículo te explicamos qué cantidad de agua se debe beber al día.
Buena higiene personal
La correcta higiene personal va a mejorar el estado de ánimo e impedir que una gran cantidad de enfermedades se desarrollen, especialmente las que están relacionadas con las infecciones y las bacterias. Esto significa que debemos ducharnos de forma regular, limpiar la ropa tras su uso y cuidar la higiene bucodental tras las comidas.
Actividad física
La actividad física es beneficiosa en infinidad de aspectos. Ayuda a mantener el cuerpo en buenas condiciones, mejora la calidad de los músculos y huesos, ayuda a descansar mejor y a quemar grasas. Por otro lado, también mejora el estado emocional y tiene efectos positivos en la autoestima. Sobran los motivos para huir del sedentarismo.
Con dedicar 30 minutos diarios a hacer ejercicio tendremos el cupo cubierto. Lo ideal es integrar algún deporte algo más intenso que podamos practicar un par de veces por semana y, ante todo, caminar todos los días su es posible. Integrando este hábito se obtendrán los siguientes resultados:
- Control del peso y pérdida de grasa.
- Disminución del colesterol malo.
- Reducción de los niveles de presión arterial.
- Se segregan hormonas que mejoran el estado de ánimo y baja la ansiedad.
- Mejora la densidad ósea.
- Se reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular.
- Mejora de la postura corporal y dolores corporales.
- Favorece la capacidad de concentración y memoria.
- Mayor sensación de energía.
- Mejora de la autoimagen, la confianza y la autoestima.
- Ayuda a dormir.
Relación con la naturaleza
La vida en las ciudades puede ser algo asfixiante y contaminante. Fomentando el contacto regular con la naturaleza se obtienen muchos resultados positivos a nivel emocional y se relaciona con una disminución de los estados depresivos. Además, el aire limpio será positivo para nuestro cuerpo.
Sociabilidad
Socializar con otras personas es muy favorable para el sistema cognitivo, estimula nuestro cerebro y nos ejercita mentalmente. No obstante, la soledad se asocia a determinadas enfermedades como la depresión y se ha demostrado que es capaz de bajar nuestras defensas y crear un sistema inmunológico menos eficiente.
Foco en el tiempo presente
Desconectar de redes sociales y otras distracciones es un hábito muy saludable y necesario en la vida actual. Si se mantiene el foco en el presente a todos los efectos se fomenta el nivel de concentración y se retiran cantidad de factores de riesgo. A mayores, el pensamiento constante hacia el pasado fomenta los estados depresivos, mientras que la atención en el futuro lo hace con la ansiedad.
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